martes, 2 de septiembre de 2008

esto esta chipocludo

bueno amigos aqui esto que me encontre en la red creo que no soy el unico tratando de hacer conciencia social
haber vean estos videos
aparte de gente que critica el mugreira channel aqui estos cuates de XXX son la chingonada dicen la neta
haber que me opinion tienen compañeros

el por que se divorcio moreira

HMV, vergüenza para Coahuila

José Guadalupe Robledo Guerrero / El Periódico de Saltillo
Hace algunas semanas, un político amigo –bastante bien informado- me insistía sobre el tema que más despertó interés en la sociedad coahuilense y en pequeños círculos del Distrito Federal: el divorcio de Humberto Moreira e Irma Guerrero. Ante el cúmulo de historias que sobre el particular corren, yo me resistía a hablar del caso, porque era un asunto que no me interesaba ni como periodista ni como ciudadano.

Sin embargo, mi amigo me dio sus razones: Humberto no es un ciudadano común, por lo tanto su actuación –incluso personal- debe ser respetuosa de la investidura que representa, ya que Moreira es el “jefe de las instituciones coahuilenses”, y como tal su comportamiento debe estar a la altura de las circunstancias, pues como dice aquel refrán de la Colonia: “La esposa del Marqués, además de ser honesta debe parecerlo”. Y esto –según mi amigo- es aplicable a los gobernantes y funcionarios.

Con una contundencia difícil de refutar, mi crítico amigo señaló: En cualquier parte del mundo la prensa está atenta al comportamiento de los políticos, funcionarios públicos y gobernantes, y todo lo que involucre a estos personajes en la corrupción, tráfico de influencias, abusos de poder, nepotismo, incapacidad, comportamientos inmorales y otras actitudes que afectan a la ciudadanía, son temas de gran importancia para la prensa.

Pero también decía: Actualmente el periodismo crítico incluye los asuntos que tienen que ver con los “defectos personales” de los hombres y mujeres del sector público, tal es el caso de sus preferencias sexuales, de la pederastia, de sus amantes, de sus conductas familiares, de su pasado, y de sus valores éticos y morales. Mi amigo concluyó: en cualquier otro país del mundo, Moreira habría abandonado la gubernatura que tiene en su haber, y por lo contencioso y violento -que según se rumora- fue su divorcio.

Con lujo de detalles, nombres y lugares, mi amigo –al que llamaremos Raúl- me relató las 17 historias sobre el divorcio “gubernamental” que él ha reunido en su contacto social, en las cuales -sin excepción- aparecen dos denominadores comunes: la participación de Rubén Moreira (azuzando a su hermano y denigrando a su cuñada) y las agresiones físicas que provocaron el rompimiento matrimonial. Todo esto me hizo reflexionar, y sin profundizar –por ahora- recordé lo siguiente:

Desde el inicio del sexenio, a escasos días de haber tomado posesión Moreira, un amigo ligado a Humberto desde sus días estudiantiles, me confió el grave problema familiar del “Primer matrimonio del estado”, matizando la confidencia con pasajes de agresiones físicas, o como ahora le llaman técnicamente: violencia intrafamiliar, y con infidelidades al por mayor, incluso de tipo homosexual, historia que ahora se ha diseminado –en sus diversas versiones- por todo el territorio coahuilense y el Distrito Federal. Incluso, en diciembre pasado, mi amigo auguró: Anótalo, el rompimiento matrimonial oficial será antes de que concluya el 2006... y acertó.

Posteriormente, antes que Humberto Moreira anunciara a la dócil prensa de Coahuila de su divorcio en puerta, la comunidad saltillense ya sabía de las vicisitudes de su matrimonio, las que se comentaban con muchos detalles, y en donde la parte más desprestigiada era la señora Irma Guerrero, lo cual hizo suponer, que los denigrantes comentarios hacia la Presidenta del DIF estatal, eran filtraciones venidas del Palacio de Gobierno, concretamente de la “SuperSubSecretaría” de Asuntos “Políticos y sociales”, pues Rubén Moreira es el encargado de filtrar los comentarios en contra de los enemigos del “gobierno de la gente” (léase los Moreira), y su cuñada era –en esos momentos- uno de esos enemigos, porque su condición de esposa le permitía tener línea directa con el gobernante, y eso nunca fue del agrado de Rubén, pues su determinante influencia con Humberto estaba en riesgo, lo mismo que su poder tras el trono.

A la fecha hay muchas versiones más de ese contencioso divorcio con los mismos elementos, seguramente el lector conocerá al menos un par de esos relatos, pero ninguno es edificante ni mucho menos un ejemplo a seguir. También es cierto que con el paso del tiempo, la imagen de la señora Irma Guerrero se ha ido fortaleciendo en la opinión pública, a pesar de que las filtraciones palaciegas socavaron su imagen al inicio del escándalo. Incluso hay líderes de colonias solidarias con ella.

Sin embargo, como dice mi amigo Raúl, el divorcio de Moreira y las historias que se tejen a su alrededor, no es lo único que se rumora con mofa en Saltillo y en el Distrito Federal, también se difunden múltiples relatos más sobre las “conductas humanas” de Humberto Moreira, de su hermano Rubén y de muchos de los moreiristas. Además de todo lo que se habla sobre su rotundo fracaso al frente del “gobierno de la gente”, cuyos primeros 11 meses han estado plagados de abusos, corrupciones, demagogia, despilfarros, nepotismo, patrimonialismo, traiciones, bravuconadas, negocios a la sombra del poder e incapacidad gubernamental.

Quizás por el cerco que le ha tendido a su alrededor su hermano Rubén, Humberto no se ha dado cuenta de la deplorable imagen pública que tiene en Coahuila y en el D. F., en donde los chistes y chismes sobre su persona están a la orden del día, y la burla sobre sus vicisitudes gubernamentales y familiares son el mejor entretenimiento en los círculos sociales y corrillos políticos.

Por eso yo me adhiero a lo dicho por mi amigo Raúl: “Humberto Moreira es una vergüenza para Coahuila, porque lo que se dice de él, en lugar de festejarlo, da pena ajena”. Además, Raúl tiene razón: en otro lugar del mundo Moreira ya habría abandonado su cargo por sólo una de las tantas cosas que ha realizado, pero en Coahuila se ha hecho una tradición agachar la cabeza, mientras se espera el momento para levantarla y acusar de todo al que ya no está en el poder. Moreira es un ejemplo de tal cobardía, inmoralidad y traición, hoy acusa y persigue a su ex mecenas Enrique Martínez, pero cuando era EMM era gobernador, le lamía la suela de los zapatos. Así obtuvo la gubernatura.

En Coahuila, todos los agraviados están esperando el momento de lanzársele a la yugular a Moreira, porque aseguran que no terminará su sexenio. Por algo lo dicen. También es indudable que en otro país un político, gobernante o funcionario esconde en el clóset sus preferencias sexuales, mantiene en la oscuridad a sus amantes (hombres y mujeres), cuida su imagen familiar, evita los abusos, se aleja del nepotismo y presume moralidad, porque sólo uno de estos “errores personales” le puede costar el poder. Pero en Coahuila todos estas desviaciones están a la luz del día.

Un solo ejemplo: si Coahuila fuera ese “otro lugar del mundo”, Humberto Moreira ya habría dejado su cargo o hubiera tenido un problema de ingobernabilidad por haber despedido de sus empleos a miles de funcionarios, funcionarios y trabajadores del gobierno del estado, hay quienes afirman que fueron más de seis los que fueron desempleados sin indemnización legal y con un sinnúmero de humillaciones. Pero nada pasó, hasta los “defensores” de los derechos humanos callaron, ¿Por qué este abyecto silencio? No lo sabemos. Ojalá algún lector se responda la pregunta, reflexione y nos comente las conclusiones a que llegó...